Puede parecer extraño, pero estamos tan seguros de nuestros controles de calidad y ponemos tanto empeño en mejorarlos, que tenemos operarios cuya labor es tratar de sabotear nuestras líneas de producción insertando en ellas piezas equivocadas o defectuosas. De encontrar estas y otras piezas que puedan tener defectos se encarga un pionero sistema fotográfico de visión que analiza todos y cada uno de los componentes que se instalan en un coche, para que nada pueda fallar.
En Ford estamos obsesionados con la perfección. La pintura de la carrocería tiene un acabado excepcional porque antes de aplicarla sometemos al metal a un tratamiento con plumas de emú que evita que la electricidad estática pueda adherir partículas de polvo al vehículo. Una vez pintado, se realiza una pionera técnica para descubrir las posibles imperfecciones: a partir de 3.150 fotografías distintas se genera una imagen digital de cada vehículo, que después un software compara con una plantilla perfecta para destacar las mejoras aplicables en la pintura.